LOS PRIMEROS LIBROS Y MAESTROS
La danza ha estado presente desde los inicios del ser humano y ha ido evolucionando según las necesidades del mismo. Los primeros bailarines que atribuyeron reglas precisas a los movimientos fueron los maestros de baile. Figuras que surgieron durante el renacimiento italiano creando y enseñando danzas para grandes ocasiones como bodas o victorias militares.
Fueron hombres que desarrollaron el baile cortesano italiano e hicieron grandes aportaciones a la danza. A Domenico de Ferrara se le atribuye el primer libro de baile Arte de danzar y conducir a los conjuntos de danza(1416) a Giovanni Ambrosio el primer texto donde se define la danza clásica como “natural perfección” del cuerpo humano y Antonio Comazzano considerado autor del primer tratado académico de la materia.
Pero sin duda quién revolucionó las bases de la danza, seguido por numerosos discípulos fue el coreógrafo y bailarín Cesare Negri. En su tratado autobiográfico Grazie d´Amore, donde se establecen las pautas de la danza académica, presenta en tres partes las generalidades de la danza, 55 reglas técnicas y descripciones coreográficas. A partir de su trabajo las nociones del ballet clásico como los “pies hacia fuera”, “piernas y rodillas estiradas” o “separar los codos para girar con más gracia” se extendieron.
LA DANZA EMPIEZA A DEFINIRSE
Avanzando al Barroco en Francia en el s. XVII surge la Real Academia de la Danza creada por profesores y bailarines con el afán de rehabilitar este arte. Uno de ellos fue Pierre Beauchamps (1631-1715) quién puso los nombres a los pasos de ballet en francés tal y como se conocen hoy en día y desarrolló el uso imprescindible del `en dehors´(hacia fuera). Definió las cinco posiciones de los pies afirmando que de ellas surgen los demás pasos. Y así mismo admitió que “a cada posición de pies, corresponde una del cuerpo, de la cabeza y de los brazos; ninguna parte del cuerpo debe bailar por separado, sino que debe hacer una integración de todos los movimientos”
Jean Baptista Lully, otro fundador de la academia, aportó más como compositor y músico, que como bailarín y coreógrafo. Lully contribuyó a que se diera importancia a la orquesta en el ballet dándole la relevancia musical que se merecía, que hasta el momento pasaba desapercibida.Por último, el tercer fundador de la academia,Louis Pécour, inventó el paso expresivo marcando en la danza su poder de transmisión de los estados de ánimos.
Hasta el momento sólo se ha hablado de hombres que empiezan a regular el baile, ya que la danza se entendía como un arte masculino. Sin embargo, con la ilustración en el siglo XVIII, de forma paralela se conocen los primeros bailarines famosos como Michel Blondy o Claude Ballon y surgen las figuras de la mujeres. Entre ellas se recuerdan Lafonteine, Marie-Théresé Subligny o Marie-Anne Camargo. Esta última se reconoce como la primera mujer que alcanza la técnica que hasta ahora sólo dominaban los hombres. Y, poniendo su granito de arena a la evolución del baile, usó todo tipo de saltos (entrechat, cabriole, jette battu...) y como novedad, acortó sus faldas para que pudiera apreciarse mejor su técnica.
A pesar de todos estos personajes que alteraron la visión de la danza, el gran reformador fue el francés Jean Georges Noverre quién sostenía que los ballets debían contar con un buen argumento y una música compuesta para él, poniendo además de relieve las posibilidades dramáticas del ballet. Noverre escribió uno de los libros más innovadores de la historia Cartas sobre la Danza y los ballets, donde se recogían sus teorías del ballet d´action. En el ballet d´action el tema era expresado por la danza y la mímica sin la ayuda de ninguna explicación cantada o hablada. Noverre admitió que la danza debía ser expresiva y que la técnica sería eliminada cuando fuera un impedimento para expresar. Por ello suprimió las máscaras, las pelucas, zapatos de tacón y caderas postizas (miriñaques) exigiendo “acción y movimiento en escena” y “alma y expresión en la danza”.
lunes, 4 de junio de 2007
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